Yo nunca duermo, solamente sueño.

viernes, 18 de marzo de 2011

El vídeo-juego, en el pasado fue un arte, ahora es un negocio

Hace mucho tiempo que paso jugando a ese entretenimiento que unos categorizan como perdida de tiempo.
Cuando empecé lo hice como una manera de poder jugar a los mismos juegos de las máquinas recreativas pero sin gastarme un pastón.

Me regalaron una máquina PC XT en 1989 y la verdad que no empece muy contento, dado que por la misma época mis otros amigos tenían otras plataformas de vídeo-juegos que tenían mas catálogos de juegos.
Pero no me desanime y conseguí pasar muy buenos momentos con muchos juegos de distintos géneros, que si bien no eran maravillas de la técnica a mi me parecían joyas de incalculable valor. Y todavía sigo jugando a algunos de ellos porque los momentos de diversión son superiores a otros más recientes.

En estos primeros tiempos de vídeo-juegos comerciales los programadores eran auténticos visionarios con ideas brillantísimas que a veces casi programaban ellos solos. Los equipos no cambiaban en poco tiempo y no eran super centros de computación, la calidad gráfica era mediocre pero la imaginación suplía lo que no conseguía la técnica. El 'Pixel' era una unidad medible que se podía representar y animar.

Las compañías que editaban los juegos eran muy pocas y casi nunca pensaban en grandes beneficios. Tenían personajes o temas de los cuales sacaban sagas con distintas historias que enganchaban desde principio a fin.
Incluso aquí en España se logro tener una industria pequeña pero de mucha calidad con juegos muy aclamados incluso fuera de nuestras fronteras.

Aquí muestro una guía de dichos vídeo-juegos editada por micromanía en 1996 sobre algunos de los mejores juegos de dicha época en los géneros de estrategia y rol. También se pueden ver comentarios de otros juegos en mis anteriores entradas: doom, heretic, harpoon, ...

Esta época fue la mejor de este arte que aunque antes denostado se ha convertido en un gran negocio en el que ya solamente se considera al usuario como un beneficio, una cifra. Ahora somos un consumidor como si estuviéramos en un restaurante de comida rápida (con todos los respetos a dichos restaurantes).

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