Hay una frase que funciona demasiado en este país, si hay una ley es para saltársela.
Con la entrada del nuevo año entraron nuevas prohibiciones, la nueva ley anti-tabaco era más restrictiva. Ya no se podía fumar en sitios públicos cerrados como bares o transportes públicos, ni dentro ni en los alrededores de los hospitales, ni dentro ni en el recinto exterior del lugar de trabajo, ni en muchos sitios...
Pues por propia experiencia constato que no se cumple ninguno de estos términos, incluso si se recuerda la ley a los infractores responden de forma violenta e incluso amenazan con agresiones físicas.
Esto indica que su problema tiene que ser tratado como lo que es, una enfermedad que necesita una curación tanto física como mental.
Otra medida controvertida ha sido la reducción del límite dentro de las ciudades de 50 a 30 km/h para evitar accidentes y atropellos a peatones, dado que el respeto de los semáforos y pasos de peatones es casi nulo.
Cuando eres peatón tienes que luchar contra la prepotencia de los conductores, los cuales a parte de ir a unas velocidades altas por calles estrechas se molestan porque tengamos la necesidad de cruzar la calzada como si fuéramos un estorbo o un enemigo al que hay que dar caza.
Y al igual que al fumador infractor mejor que no se lo recrimines porque te expones a incluso que te persigan montados en su coche por la acera (experiencia propia).
También se ha reducido el limite de velocidad en las autovías y autopistas de 120 a 110 km/h para intentar que los conductores consuman menos combustibles y contaminen menos.
Pues más de lo mismo, no se ha conseguido que la gente se conciencie y tampoco se ha conseguido reducir los consumos, no se conduce con prudencia ni moderación, reduciendo en los controles de velocidad pero acelerando al instante y superando los límites anteriores con creces.
En otros países la medida es seguida y celebrada por los conductores, aquí es denostada e injuriada hasta convertirla en batalla política.
También se continua el problema de la conducción en estado de embriaguez o bajo la influencia de sustancias sicotrópicas aun con unas restricciones muy severas.
Esta ley es muy antigua pero sigue sin cumplirse por la increíble necedad de los dueños de los perros, esto si que no tiene nombre.
El estado deplorable en que se encuentran las aceras y los parques de la ciudad de Madrid y los pueblos adyacentes en particular del que me ha tocado para vivir que es Leganés clama a la conciencia de dichos dueños de perros que hacen sus necesidades en los sitios de paso, de descanso e incluso en las puertas y escaleras de los edificios.
Estos necios se escudan en que al tener al perro pagan unos impuestos que cubren estas limpiezas y se equivocan. Ningún impuesto solventa el incivismo que demuestran estos actos, solamente imaginarse si lo hacen de cara al resto de las personas que harán en el recinto privado de su casa.
Estos comportamientos no son seguidos en otros países, dejando a las claras que aquí se actúa por egoísmo infinito y no se tiene en cuenta al prójimo. Como ya conté una vez: hay que respetar antes de ser respetado.
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