Yo nunca duermo, solamente sueño.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Mi odisea de cada mañana...ir a trabajar.

Si, merece la pena contar la historia de mi peregrinación en cada mañana laborable de mi vida. Y tal como está la cosa, que dure mucho, aunque sea muy duro.

Lo primero el despertador, al cual no me hace falta apagarlo. Antes de que suene ya estoy despierto y me levanto sin escuchar su música tan especial.
Desayunar, lavarme, vestirme, guardar la comida y en marcha. Una larga caminata hasta la estación de metro.

Corriendo al metro que se escapa y no espera nunca. Entrando en casa del Reloj (Línea 12) monto en un tren que siempre esta medio lleno y no hay sitio para sentarme. Llego hasta Puerta del sur, donde hago transbordo a la linea 10, esta vez si me siento, dado que es el principio de la linea y además el tren tiene el doble de plazas. Me pongo la música del iPod mientras leo un libro o juego una partida a algún juego cutre de partidas rápidas.

Llegamos a Plaza de Castilla, donde nos apeamos casi todos los viajeros del tren. Salgo del metro a la superficie, donde me dan los ejemplares de periódicos gratuitos. Vuelvo a entrar en el intercambiador, esta vez en la terminal de autobuses donde bajo hasta el andén para montarme en un autobús interurbano que me llevará hasta San Sebastián de los Reyes.

Leyendo los periódicos espero que parta el autobús, el cual sin muchos viajeros logra salir de los atascos de algunas de las zonas más conflictivas del norte de Madrid como son el Paseo de la Castellana, la M-30 y la A-1 en la famosa 'cuesta de los dominicos'. En muy poco tiempo llegamos a nuestro a casi mi destino final. El hospital infanta Sofía. Donde vuelvo a tener una larga caminata rodeando el aparcamiento de dicho hospital hasta llegar por fin a la puerta de mi lugar de trabajo.

Parece corto, pero son dos horas muy intensas de seis a ocho de la mañana, llenas de carreras y esperas. Próximo capítulo, la vuelta. Igual de intensa pero mas cansada.


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