En los años 80's tuvimos la suerte de que el cine de ciencia-ficción fue muy prolífico y con muchas buenas películas para los amantes de dicho género. La de los hombres-máquinas tubo en esta saga uno de los mejores ejemplos.
La primera entrega se estrenó en 1987 y fue dirigida por el controvertido director holandés Paul Ver Hoven, quien quiso dar una moraleja a la historia basada en si pueden tener sentimientos las máquinas, lo cual la benefició en el conjunto general. La trama tiene temática futurista, pero podría ser factible en la actualidad. Los problemas de una sociedad muy liberalista y decadente, en la que una gran corporación intenta crear un mundo idílico y para protegerlo se hace con el cuerpo moribundo de un policía, al cual reconstruye con muchas partes robóticas, al cual bautizan 'Robocop'. Que en español significa 'Policía-robot'.
El actor protagonista, Peter Weller, es un gran actor de películas de ciencia-ficción que actúa muy bien con el traje cibernético y los implantes, los actores que hacen de villanos son inmejorables, de los cuales destaca el jefe de los ladrones, el actor Ronny Cox, quien es el típico personaje que odias desde el primer minuto y te alegras de que finalmente se haga justicia y venza el héroe.
La película tiene varios personajes y muchos detalles que han aparecido posteriormente en las continuaciones haciendo que sea una gran historia que se mantiene en el tiempo.La segunda entrega, estrenada en 1990, trata un tema típico de los 90's, la lucha contra los capos de la droga que dominan los guetos marginados de las ciudades. Esta vez el malo es el Kan, un capo que es capturado por Robocop y por una triste casualidad acaba en el nuevo prototipo de Robot-humano que va a sustituir a nuestro protagonista. El nuevo robot, por culpa de su adicción a las drogas, se vuelve violento y casi destruye la ciudad. De nuevo Robocop, al que habían casi abandonado, vuelve para salvar a la ciudad de la nueva amenaza cibernética.
Esta vez la película es dirigida por otro director, Irvin Kershner, director de la segunda entrega de 'Star Wars'. El cuál sigue manteniendo la temática moral del robot que se cree humano, pero esta vez le suma el problema de las drogas para dar una enseñanza al espectador de que el mundo de los consumidores y vendedores de drogas es un muy mal camino. Lastima que ni en la época de la película, ni tampoco en la actual la situación ha mejorado. Seguimos en la misma situación, donde la permisividad con estos comportamientos ha aumentado dado que ya no solamente afecta a los marginados, está en todos los estratos. Aun sabiendo que es muy perjudicial, se sigue consumiendo e incluso, es un comportamiento habitual para las relaciones sociales.
La tercera entrega, estrenada en 1993, que para la crítica y el público, es la de peor calidad. Fue dirigida por Fred Dekker, el cual, aunque demostrando sus capacidades en el mundo de la televisión, no consiguió sacar todo el partido a la historia del afamado artista de cómics Frank Miller, que como en la anterior entrega volvió a escribir el guión, pero se lo volvieron a cambiar por desacuerdos con la productora. Los efectos especiales de esta entrega son peores que en las anteriores, además la ausencia del actor protagonista, sustituido por el actor Robert John Burke, que aunque de gran parecido, no consiguió igualar la gran actuación de el Robocop original.
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