Que puede encontrarse en una película donde un vampiro que ha pasado en reposo mucho tiempo, despierta por una llamada de la música rock, nada bueno diréis. Algo especial tiene esta adaptación de una de las novelas vampíricas de Anne Rice, la gran escritora del género que domina el gran Drácula.
La película para la mayor parte del público y casi toda la crítica es un obra pésima y cutre. Yo la voy a defender por varias razones, la primera es que es una adaptación ligera del libro, no algo fidedigno. Coge la temática que más se adapta al fin de la historia y luego añade otros detalles que como no están en el libro original no gustan a los lectores, es comprensible, pero no condenable.
La idea de la gran atracción que tiene entre el público un vampiro, juntado con las corrientes estéticas siniestras y góticas que han conseguido tantos seguidores, dan como resultado una situación que puede ser tan comprensible, como cualquier otra. Si no me creen, examinen con detenimiento los casos de Marilin Manson, Lady Gaga, etc...
La historia nos cuenta las peripecias del Vampiro Lestat, quien en el pasado era un viva la vida francés, quién fue convertido a vampiro por Marius, un antiguo vampiro muy ilustrado, que para no aburrirse en la eternidad, intenta sin éxito infundirle los valores de un buen vampiro. Pasan los siglos y todo se complica cuando gracias a la música que canta Lestat, la cual despierta a la reina de los vampiros, quien se enamora del propio Lestat y tras un principio de relación maravilloso, él se asusta y la rechaza. Los vampiros mandatarios (ente los que se encuentra Marius) tienen que destruir a la reina porque quiere acabar con la raza humana.
En medio de todo este caos tenemos la historia de Jessica Reeves, una humana que trabaja de aprendiz en 'Talamasca', una organización que se encarga del estudio y seguimiento (desde lejos y sin interferir) de los vampiros y sus hazañas. Lo cual a ella no le parece bien e intenta acercarse a Lestat, por el cual siente una gran atracción. Poniendo su vida en peligro, persigue al vampiro cantante hasta el casi fatídico final, donde descubre que ella es descendiente de vampiros y finalmente se convierte en vampiro para poder pasar la eternidad junto a su amado Lestat.
Para mi es una película entretenida, con un guión mejorable, que no intenta ser una maravilla de efectos especiales, ni de buenos actores, los cuales cumplen su papel, dado que en realidad ninguno logra realizar una buena actuación. La actriz Aaliyah, que murió en accidente de avión antes del estreno de la película interpreto el, por dichas circunstancias, 'corto' papel de la reina vampira Akasha. Otro caso es la conjunción de música y cine, que en esta ocasión es fantástica, gracias a una gran banda sonora, que cuenta con grandes canciones de los grupos más representativos de la zona oscura de la música.
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