Empieza el año con una buena noticia para unos y mala para otros.
El fin de la práctica del tabaquismo dentro de lugares de ocio.
Como siempre en este país de divisiones irreconciliables se forma otra que promete ser reñida.
Los drogadictos por tabaco tienen más difícil continuar con su enfermedad auto-inducida.
Sí, no hay que llamarlo de otra manera. La verdad no debe avergonzar.
Estas personas están enfermas por culpa de una práctica dañina inducida por la sociedad y permitida por los gobiernos gracias a sus increíbles beneficios económicos.
Hay muchas droga-adicciones como el tabaco, alcohol, fármacos con y sin receta, etc. que tienen un mercado tan amplio que su eliminación es imposible aunque sea necesario para la salud de toda la población.
Parece increíble que las personas sigan insistiendo en unas practicas que son tan dañinas para ellas mismas que incluso puedan llevarles a la muerte.
Puede parecer extraño que unas prácticas que no dan ningún beneficio físico, es más son muy perjudiciales. Unas prácticas que someten a nuestra mente a una esclavitud permanente estén tan extendidas aun conociéndose desde hace muchísimo tiempo lo perjudiciales que son.
Además de que las enfermedades que producen a la persona que las consume, el tabaco también afecta a las personas que conviven con el enfermo.
La poco o nula responsabilidad hacia los demás y la falta de civismo demostrado por los fumadores los convierten para mi en uno de los colectivos que acumulan el mayor de los desprecios por mi parte.
Personas que no se quieren curar de la enfermedad y que además de inducir a otras a tenerla se ofenden como si les hubieran dañado cuando son ellos los dañinos.
¿Porque cuando una persona mata o tortura a otra se le condena y cuando un fumador mata o tortura a otra pasivamente, poco a poco, no se le trata igual?
Todas las droga-adicciones son enfermedades a erradicar y el primer paso es reconocerlas.
Este año puede ser el principio del cambio a un futuro libre de drogas, sean las que sean.
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