Yo nunca duermo, solamente sueño.

viernes, 28 de enero de 2011

Mi esfuerzo es proporcional a tu desprecio.

¿Para qué voy todos los días a donde no quiero estar?
¿Para qué recorro largos caminos que no llevan a ninguna parte?
¿Para qué me veo con personas a las que no quiero ni ver?
¿Para qué hago caso a gente que no quieren nada bueno para mi?
¿Para qué sigo trabajando todos los días en cosas que no sirven?
¿Para qué advierto del abismo si nadie me escucha?
¿Para que lucho por enseñar todo lo que sé si a nadie le importa?
¿Para qué construyo un futuro que todos se empeñan en derribar?

 Cuando te sientes como el volcán en erupción,
es mejor tranquilizarse y procurar no desfogarse,
buscar algo que hacer para tranquilizarse,
después buscar un momento para la reconciliación.

Algún día me gustaría viajar a Japón y poder visitar por largo tiempo sus ciudades, campos, puertos y por supuesto sus templos.


Me interesa mucho su cultura porque me gusta mucho su filosofía, sus costumbres y sus aficiones que he descubierto son muy parecidas a las mías.
Muchas veces me han ofrecido que acompañe a mi familia y amigos a sitios para visitar. Yo no me niego y les acompaño pero es como cualquier otro traslado temporal (así es como llamo yo a las vacaciones), paso el tiempo esperando a ver si llego a algún lado pero no llego a ninguno.
Espero que algún día alguien me ofrezca acompañarle al sitio donde si quiero ir, aunque sea lejos y cueste llegar toda una vida.

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