Yo nunca duermo, solamente sueño.

jueves, 2 de mayo de 2013

Este el país de la gran mentira, gobernado por los grandes embaucadores.

Estoy rodeado de incautos, que se han dejado embaucar por una raza mutante de humanos llamada políticos. Parecen iguales que nosotros, pero no lo son. Sus malas artes nos llevan a un desastre que todos vemos, pero que no hacemos lo suficiente por evitar.

Yo soy uno de los muchos que forman esa cifra tan redonda que aparece en el gráfico. ¿Alguien de la clase política se a preocupado por intentar evitar este echo en los últimos años? No.
Da igual el color político, da igual el partido, da igual a que institución pertenezca, todos han contribuido a suprimir el tejido industrial y de producción del país. Han llevado al sector agrícola y pesquero a la quiebra. Para dejarnos a todos en el sector servicios en unas condiciones casi esclavistas, con ningún derecho laboral, sin sanidad garantizada y con una educación tan pésima que incluso les da vergüenza a ellos mismos.

La gran mentira la han llevado hasta limites insospechados para su propio beneficio. Las empresas que les están pagando las campañas electorales y además les financian ilegalmente (como se está demostrando en los tribunales) les obligan a realizar estas privatizaciones. Los políticos les corresponden con contratos para sus empresas en estos servicios, concesiones en ofertas públicas y subvenciones a sus entidades. Por si no tienen suficiente, cuando acaban sus mandatos, les contratan dichas empresas en puestos de poca responsabilidad, pero de mucho beneficio. Excepto en las penosas ocasiones que les dan un puesto de responsabilidad y al ejercer su puesto arruinan dicha empresa, como el caso de Rodrigo Rato con Bankia.

Por si hubiera pocos que se reparten el pastel, no podían faltar en esta 'barra libre' los que más chupan del frasco. La iglesia católica, que todavía sigo sin entender que hace cobrando todo el dinero que le da el gobierno a estas alturas de la evolución humana. Además sus intentos de cambiar las leyes en materia de aborto y de unión de personas del mismo sexo, son antidiluvianos. Como podemos avanzar hacia una sociedad avanzada, cuando unos pocos con opiniones extremistas intentan guiar a una mayoría que no comparte su ideología. Si la mayoría quiere las leyes actuales del aborto y de unión de personas del mismo sexo, porque se tienen que volver a cambiar. No nos han quitado ya suficientes derechos por los que no se les ha visto protestar. Donde está la iglesia cuando alguien se queda sin trabajo, sin los estudios de sus hijos, sin asistencia médica y sin casa. Las ayudas para quien las necesitan.

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