En general, vamos a peor...Esté quien esté

Van pasando los días, los suficientes para ver que después de un cambio de gobierno, de política económica, de rendición a los mercados, de miles de recortes en prestaciones, de aumento de impuestos al pueblo llano, de perdonar las deudas a los bancos y como consecuencia final del aumento del paro. Podemos decir sin ninguna duda que estamos peor que antes. Han sido muchas personas las que engañadas por promesas vacías y sin contenido, han favorecido el cambio de gobierno en este crédulo país. La permisividad de la sociedad, fomentada por unos medios de comunicación necrófagos, han dejado un ambiente de congelamiento cerebral colectivo.

¿Quién ha salido ganando con nuestras perdidas? Los bancos y los fondos de inversión. Esos diablos, que después de comprarnos el alma por unas míseras monedas nos obligan a que los volvamos a pagar el precio de nuestra alma que ya les vendimos y que ya no nos pertenece. Esas ladillas que nos absorben las pocas energías que nos quedan. Después de jugar con nuestras pocas posesiones, en ese juego incomprensible llamado la bolsa de valores, donde entra dinero de muchas manos y sale en las manos de unos pocos y siempre los mismos.

El futuro se oscurece cada vez más, para nosotros, los que estamos en la parte inferior de la cadena de producción. Los adelantos que se han logrado en doscientos años para igualar los derechos laborales, se están perdiendo a una velocidad asombrosa. Las pocas prestaciones que teníamos, a nivel de educación universal, sanidad universal y una de las cosas que más miedo me dan a mi, las jubilaciones y las ayudas a desempleados.

¿Que van a conseguir los ricos? personas más pobres, que estemos más dispuestas a servirles por menos sueldos. Casi como si volviéramos a la esclavitud, al ejemplo me remito: una persona de treinta años que tenga que pagar una hipoteca de otros treinta años, además de no poder cambiar de empleo porque no hay ofertas en otras empresas, ni más prestamos para poder iniciar una empresa por su cuenta. Tendrá que ser esclavo de su trabajo o abandonar toda esperanza y vivir en la aventura.