Yo nunca duermo, solamente sueño.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Recortables para acabar un año de recortes.

Parece que desde que empecé con las entradas homenajes a los recortables, las autoridades de este mísero país han tomado nota y lo han implantado en todo lo que incumbe a los ciudadanos más desfavorecidos de este país. Voy a despedir esta serie de entradas con una algo diferente, en vez de recortables voy a mostrar otro genero que es muy similar, pero es menos interactivo dado que ya viene terminado cuando lo compramos.
La idea me ha venido de una felicitación navideña que ha revivido mi familia, en la que la tarjeta tiene un elemento que se desplaza y se hace tridimensional al abrirla, un elemento decorativo que queda muy bien y aporta algo más al contenido de la tarjeta.

Como no, entre los millones de productos de Star Wars, también tenemos productos de libros Pop-up, donde nos muestran varias escenas de las películas y algunos de los personajes más importantes. Todo ello tiene una calidad gráfica muy buena y para los más jóvenes es un material mucho más entretenido que un simple libro ilustrado. También he podido ver libros similares con historias de cómics, donde los personajes saltan literalmente de las hojas. A todo ello se les une que en algunos de los 'Pop-up' tenemos interactividad porque a través de unas solapas podemos mover algunos de los elementos del montaje.

Normalmente la elaboración de estos productos se realiza pegando en los fonos capas y capas de otros elementos fabricados normalmente de papeles recortables. Se doblan de una manera adecuada, para que cuando están cerrados parezcan hojas normales, pero al abrir la hoja donde se encuentran el efecto de tirar de ellos les coloca en otra posición para que formen la escena que buscamos. En Japón son muy buenos haciendo estos trabajos, al igual que otros muchos relacionados con el tratamiento del papel. Aunque el mercado principal es el infantil, también se puede utilizar para tarjetas de felicitación y cartas decorativas. Antes, cuando no teníamos tabletas ni páginas web interactivas, era la mejor forma de hacer comprender ciertas informaciones a los más jóvenes.

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