Algunas veces me da unos prontos raros y aprovechando que tengo un familiar por esas tierras, emprendí el viaje para pasar un corto fin de semana en Londres. Sin contar que el gasto en transporte y alojamiento es exorcizado en comparación a otras ciudades europeas, todo está carísimo. Comida, bebida, recuerdos, entradas a lugares, etc. El vivir en ese país es más costoso que en España, llegando aproximadamente a el doble en Londres. Pasando a contar el trato con los londinenses, con respecto a mi personalmente ha sido muy malo. En el hotel no pude dormir por que nos dieron una habitación malísima bajo la máquina de climatización y al pedir otra habitación, nos tacharon de exquisitos y protestones. Como la dieta inglesa es distinta a la española, tuve que mal comer durante los dos días al no estar acostumbrado a eso que ellos llaman 'lunch and dinner'. Para rematar el aspecto culinario, allí se han impuesto las franquicias y hay cuatro marcas que tienen una tienda en cada esquina, las cuales dominan toda la ciudad y no te dejan mucho donde elegir.Con respecto a los monumentos y museos emblemáticos ya los comentaré en una entrada posterior, pero adelanto que resultaron muy defraudantes. El metro de Londres me pareció bueno en cuanto a cumplimiento de horarios, pero en general está muy descuidado, sucio y en ciertas estaciones se nota una dejadez en la señalización que hace parecer que no quieren dar un servicio adecuado adrede. El río Támesis se nota que es la arteria principal de la ciudad, alrededor de él gira toda la vida, siendo uno de los puntos más animados de una ciudad, que siendo tan emblemática me pareció muy aburrida. A las cinco de la tarde, hora británica, desaparecen todos los habitantes y solamente quedamos los turistas dando vueltas por la ciudad, dado que está todo cerrado. En resumen, he visitado el país de los contradictorios, conducen al revés, utilizan unidades de medidas diferentes al resto del mundo, comen a horas intempestivas, pierden medio día al irse pronto a casa, te corrigen malhumorados cuando dices una palabra mal en su idioma, etc. Que no me esperen de vuelta...

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