Yo nunca duermo, solamente sueño.

lunes, 26 de mayo de 2014

El coyote y el correcaminos, persecución eterna.

Los dibujos animados siempre se han asociado al público infantil. Seguro que la mayoría están dirigidos a este público, pero hay muchos de los cuales que los disfrutamos también los que ya dejamos la juventud en el milenio pasado. Siempre que tengo visita infantil y me piden que les ponga dibujos animados, les pongo uno de los varios cortos antiguos que tengo, los cuales siempre gustan tanto a mayores y pequeños. Porque las series animadas, sobre todo las de la Warner, encuadrados en las Merrie Melodies se llevan emitiendo desde los años 40s y son mejores que muchos de los que ahora emiten. Entre todos los personajes que allí salen, mis favoritos son el coyote y el corre-caminos. Creados en el año 1949 por Chuck Jones y que prácticamente ha seguido creándose hasta nuestros días.


Cuando iniciaron esta serie animada, encuadrada en los ya clásicos géneros de gato persigue a ratón, pero con los personajes cambiados. Tenemos al 'cazador enterno' encarnado en un coyote habitual de los desiertos americanos y al 'perseguido burlón', un corre-caminos de gran tamaño y colores exagerados, que además canturrea en los momentos más graciosos un inaguantable bis-bip. El perseguidor coyote intenta atrapar a este corre-caminos con trampas o aparatos que le ayuden a alcanzar mayor velocidad. Son típicos los aparatos creados con elementos de la archiconocida marca ACME, la cual le suministra casi cualquier cosa, pero que tiene su mejor ejemplo en el yunque, que paradójicamente siempre termina cayendo encima del coyote. Otro de los finales típicos es el de nuestro nefasto protagonista cayendo por un precipicio, el cual en las primeras historias siempre era el mismo. En los años 60s el coyote también se dedicó a perseguir a Bugs Bunny, con la misma mala suerte que le ha perseguido en el resto de historias.

Wile E. Coyote siempre ha sido el villano más querido de todas las series animadas. Por su espíritu perdedor constante, aunque muy persistente en su empeño. Siempre preparando un plan para atrapar al corre-caminos, que si bien en un principio tiene alguna posibilidad de terminar con éxito, siempre se vuelve en su contra y termina con él en la peor de las situaciones. Le tenemos más cariño que al veloz pájaro porque siempre queremos que lo atrape, que se lo coma para que termine su desesperante persecución. Pero siempre tenemos el después, ¿que pasará cuando el coyote atrapa al corre-caminos?

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