Pequeñas reflexiones después de una larga vigilia que no tiene visos de acabarse.
La vida parece que nunca quieres que estés cómodo, nunca te deja descansar. Siempre poniendo pinchos en el suelo para que no puedas seguir tu camino. Colocando barreras a nuestro paso para que vallamos por los lugares que ya tenemos preestablecidos. La quimera del libre albedrío es la gran mentira que nos han contado. No podemos elegir lo que más nos gusta porque las opciones ya están seleccionadas por otros. Aquellos que se dedican a crear tendencias, estilos de vida e incluso programar nuestros comportamientos para que hagamos lo que ellos esperan que hagamos. Incluso cuando nos vamos a un lugar apartado a intentar vivir una vida diferente, también está controlado por ellos. Son los falsos ejemplos de libertad que hacen tener esperanza al resto.
El futuro que nos espera es el de un elemento más en la cadena de servicios. Servir en un país que se ha convertido en un gran parque de ocio. Ya no hay que estudiar para ser ingeniero, médico o profesor. El puesto de trabajo que nos espera es el de empleado de servicios. Camareros, limpiadores, guías turísticos, etc. Todo vuelve a los años 60s, que es cuando mejor les iba a 'la clase dominante'. Políticos de la idea y miembros de la iglesia católica otra vez unidos para volver a destrozar un país que hace solamente dos años era un ejemplo de libertad, servicios al ciudadano y cultura. En la televisión es donde más se nota el cambio a peor. Fútbol, toros y misas vuelven a las parrillas de los entes públicos. Programas que visitan pueblos para mostrar la España cañí o refritos musicales con artistas que no rindieron pleitesía al gobierno anterior.
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