Hay empresas que no se merecen la fama que tienen, aunque sus productos sean buenos y además mejores que la competencia, sus comportamientos los hacen ser de lo menos aconsejable para ser un cliente.
Me paro a leer una noticia relacionada con esta marca y primero me hace reír, pero cuando la leo hasta el final, me da cierta preocupación. Según esta noticia de Meristation.com, un 'listillo' ha conseguido insertar el código del juego Doom dentro de una impresora. Lo ha hecho funcionar y lo ha mostrado al resto del mundo. Todo después de avisar a la susodicha marca, quien ha ignorado al informático que ha descubierto una brecha de seguridad en sus dispositivos, por la cual se puede ejecutar el código que se quiera en ellos. Esto es lo que les preocupa a estas súper multinacionales, nuestra seguridad, miles de dispositivos con conexiones WIFI o conectadas a redes corporativas, que en un principio no suponen un riesgo, pero lo son. Muchos de los documentos de las empresas pasan por dichas impresoras al imprimirse o escanearse y si son confidenciales, al tener un código dentro de ellas, se pueden sustraer. Igual que las fotos personales de alguien que la tenga en su casa, que pueden ser vistas por ido el que inserte un código malicioso en su interior.
Esto me hace recordar un caso que me ocurrió hace no mucho tiempo con una impresora de dicha compañía. Teniendo justo los dos años recién cumplidos desde su compra, con lo cual con la garantía pasada, se estropeó la flamante Pixma MX que adornaba mi mesa. No voy a discutir la calidad del producto ni sus resultado, los cuales eran muy buenos. Pero el servicio técnico es muy deficiente, por no decir cosas peores. Al intentar contactar con el servicio técnico solamente conseguí una dirección para llevar el producto a reparar. Habiendo solamente dos talleres de reparaciones en toda España, uno en Madrid y otro en Barcelona, esto obliga a realizar un gran desplazamiento para los que no están cerca. Además solamente para que me den un presupuesto de reparación, que misteriosamente, es mayor que la compra de una impresora nueva. Conclusión, el negocio de las impresoras es redondo: Un producto de muy baja calidad, con durabilidad escasa y unos consumibles de muy alto precio para rentabilizar las ventas. No voy a centrarme solamente en esta marca, dado que el resto tienen similares comportamientos, pero mi anterior impresora de marca HP, todavía sigue funcionando, conectada a un Apple G4, con muy poco uso, pero con más de 10 años de vida.
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