Dimisiones en las instituciones más arcaicas

A veces, un cambio en las caras que se ven todos los días a nuestro alrededor es bueno. Cuando cambiamos a los que mandan también es bueno, porque se ha demostrado que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Como no tendría que comentar los acontecimientos más sonados y repetidos de las últimas fechas. Aunque no se quiera participar en estos acontecimientos, afectan a todos los que vivimos en este país. Seguramente cuando pase el tiempo se ensalzará hasta limites insospechados, pero vivido en el momento, no es más que otro paso hacia el absurdo en el que vive esta desigual nación. Los que mandan se pasan la pelota de padres a hijos (Familia Real), de gobernante déspota a gobernante incapaz (Partido Popular), de dirigente desilusionante a dirigente fracasado (PSOE), de directivos derrochadores a usureros (Banqueros). Siendo el resultado un país con una población con el mayor declive de Europa, casi el más desigual entre ricos y pobres de Europa y en el que la población está a unos meses de iniciar una revuelta que solamente puede traer más desgracia a el país. Contra más pasa el tiempo, se descubren más desigualdades y no se aprecia que se tenga la intención de arreglarlo.

En las últimas fechas hemos conocido la dimisión de un Papa de la iglesia católica, de un Rey de España, de varios representantes políticos. Unos por vejez o desgaste y otros por corrupción. Aun así todavía hacen falta más dimisiones para limpiar de la clase dirigente de indeseables que se han lucrado con dinero público o han permitido que otros lo hicieran. También sería de agradecer que algunas personas que actualmente ocupan cargos de gobierno en ayuntamientos o comunidades autónomas y que no han sido votados, que están en los cargos por ser cercanos a otros cargos de poder y que han demostrado varias veces sus incapacidades para el puesto, que también abandonen su cargo. También tendrían que dimitir los que no han cumplido sus programas electorales e incluso han realizado lo contrario que prometieron.