Yo nunca duermo, solamente sueño.

sábado, 26 de septiembre de 2015

La huella ecológica que dejamos día a día y como reducirla.

 Ya hablé en su momento de que era la huella ecológica y porque se le tubo que dar un nombre. Aun así dicha huella sigue creciendo y se va haciendo más palpable en el cambio climático drástico y agresivo que se nos ha venido encima y que nadie ha puesto medidas serias para combatirlo. Yo ya vaticino que el cambio es irreversible y que la naturaleza ha cambiado por culpa de la interacción humana hacia un clima más árido, tanto en las zonas calurosas como en las frías, reduciendo la zona llamada 'templada que es en la que se encontraba España. Ahora los veranos son largos y muy calurosos, dejando a unos inviernos cortos y fríos. Con escasez de precipitaciones hasta que llega un evento climático puntual y que castiga a los lugares que no están preparados. Ejemplos tenemos todos los años con las crecidas de ríos e inundaciones de amplias zonas que están prácticamente desérticas el resto del año. Ya nadie se escandaliza de que tengamos incendios forestales incluso en otoño avanzado o florecimientos y cosechas con frutos adelantados más de un mes de lo habitual. Las mejores maneras de reducir la huella es tener presente que hay que actuar desde ya y sin importar lo que puedan opinar los demás de nuestros comportamientos.

Una de las mentas es la de reducir hasta casi eliminar el uso del vehículo privado. Siendo de uso exclusivo para momentos especiales. En recorridos cortos de menos de un kilómetro hay que ir a los lugares a pié, que aparte de ser una práctica saludable nos permite descubrir que estamos rodeados de calles por las que pasear y disfrutar de nuestras ciudades. Para recorridos de hasta cinco kilómetros por el interior de pueblos o ciudades es aconsejable hacerse con una bicicleta, que gracias a varias iniciativas de los ayuntamientos se ha propagado uso del alquiler de este medio de transporte barato, ecológico y muy saludable. Otra muy importante es reducir el uso de las calefacciones en las casas, aunque pueda parecer imposible, se puede mantener una casa confortable solamente encendiendo los radiadores de las habitaciones que ocupemos, no las de toda la casa. Incluso reduciendo el horario con los nuevos sistemas de termostatos programables. Además el ir abrigado dentro del hogar también ayuda a no tener que poner altas temperaturas, porque el dejar encendida la calefacción para que 'valla calentado la casa' antes de que lleguemos a ella o el encenderla antes de despertarnos es un gasto superfluo que en realidad no sirve de mucho.


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