Quien puede culpar a una empresa de que tenga a unos fanáticos incurables como clientes. Personas que son capaces de cambiar un producto que han comprado hace escasamente un año por otro con las mismas características, pero eso sí con una pijotada más que realmente no es necesaria. Que te sirve para decir a tus amigos y familiares que tienes algo que ellos también tienen, pero más moderno y caro. Recientemente han sacado el nuevo iPad. Ya ni le dan número, no hace falta, es igual que el anterior. Paso lo mismo con el iPhone hace un año, en vez de aumentar un numero le añadieron una 'S' para que cuando lo pronuncies en ingles diga 'for-S'. Traducido 'por Steve', el director de Apple fallecido por esas fechas. Otra forma más de atraer religiosamente al cliente.
¿Realmente merece la pena cambiarse de equipos cada año?
Para mi no, con rotundidad. Yo tengo un iMac de hace un año y medio, el cual funciona de maravilla, sin el ultimo sistema operativo, el Lion. Lo que me permite seguir jugando a los juegos para Mac y además poder trabajar sin problemas. Las ultimas funcionalidades como el Facetime y el iBooks no están permitidas en mi sistema, pero no me importa. Cuando tengamos un gran cambio de plataforma ya daré el salto, pero no creo que sea necesaria en mucho tiempo. Otra queja, por llamarlo de alguna manera es que mi dispositivo preferido, el iPod Touch, no lo han cambiado, sigue siendo el mismo que me compré en el 2010. Será porque es el mejor diseñado y ya es imposible mejorarlo.
Por si alguien cree que aquí no acaban los comportamientos consumistas irracionales, echemos un vistazo a los accesorios. Esos trozos de plástico a precios de oro que nos venden como imprescindibles y que en otras marcas vienen de serie. Si nos compramos in lector de libros electrónicos nos regalan una funda y un cargador. Con un teléfono de cualquier marca normal nos regalan el cargador, los conectores e incluso algunos la funda protectora. Aquí no, todo vale mucho dinero. Además tiene que estar certificado porque como conectes tu dispositivo a algo que no lo esté no funcionará. Resumiendo, viva el mercado libre, en el que todo vale lo que estemos dispuestos a pagar por ello, aunque sea mucho.
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