Hoy toca hablar de un animal que está considerado el monumento natural de los países de la cordillera de los Andes en America del Sur. El Cóndor, el tipo de ave más grande sin contar a las aves marinas. Muy famoso por aparecer en los escudos de dichos países y además de ser el protagonista de una de las melodías más conocidas de esas tierras, 'El Cóndor pasa'.
Esta gran ave de color negro característico es carroñera, al igual que el resto de sus primos lejanos, los buitres (aunque últimamente se les emparente con las cigüeñas). Su querencia a las grandes alturas y lugares aislados le ha dado una seguridad relativa hasta que los humanos han llegado a su entorno. Las civilizaciones precolombinas lo veneraban y creían que era inmortal y que era el encargado de poner el Sol en el cielo cada día. Por ello ha sido incluido en muchos de los símbolos patrios de los países andinos y ahora lo protegen con orgullo, lo que beneficia a su conservación.
La anidación de estas aves es muy especial por ser siempre a gran altura. Las parejas suelen ser monógamas y duran para toda la vida. Es por culpa de los largos periodos de cria, que pueden durar hasta tres años. Suelen compartir las zonas de descanso y alimento entre varios especímenes, pero suele pasar que se pelean por los sitios. Solamente comen presas muertas y suelen ser muy cuidadosos en ese tema, pudiendo esperar hasta una semana mientras lo comprueban. Comen las mejores partes y dejan los restos para otras especies, comportamiento común en las aves que dominan sus zonas. Es perseguido por los humanos por la errónea creencia de que come presas vivas entre el ganado y por la ridícula creencia de que tiene poderes mágicos.
Al igual que a otras especies el planeta, su conservación se ha convertido en una lucha nacional. La introducción de especímenes criados en cautiverio ha sido muy exitosa. En la imagen que acompaña al texto se aprecian las zonas en las que habitaba el cóndor. Ahora ha conseguido recuperarse, pero en zonas como Ecuador y Colombia su presencia es muy escasa o testimonial en ciertas estaciones del año. Los lugares donde su número es mayor son las montañas andinas de Chile y Peru, habiéndose recuperado su presencia en zonas de la Pampa argentina y el altiplano boliviano.
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