La huella que estamos dejando en este planeta es cada vez más visible y dañina hacia el entorno. La invasión de los entornos medioambientales también conlleva la producción de restos y desperdicios, que al no reciclarse, terminan en grandes zonas de los mares y océanos. La civilización basada en el consumismo desacervado, produce muchos desperdicios. Los cuales, aunque pongamos muchas ganas los pequeños recicladores, terminan en los lugares que menos esperamos.
Las malas costumbres de los hombres, que tienden a reciclar poco o nada, sumado al fraude en las empresas de reciclaje que solamente regeneran los elementos que les producen beneficios, producen una enorme cantidad de restos que ya prácticamente no tenemos sitio donde almacenarlos. Esto produce que las malas intenciones o los descuidos terminen llevando los residuos y las basuras al mar. Por desgracia este suele ser el final de muchas de las cosas que tiramos a las basuras en nuestras ciudades. Las costas de las que tanto nos gusta presumir son la primera zona de descarga de restos, por culpa de la sobre-explotación a la que han llegado. También el transporte de mercancías por barco ha terminado con un tráfico excesivo que deja una gran cantidad de restos en el mar. Y lo más vergonzante es que países tan civilizados como los norteamericanos y europeos tienen barcos de basuras que viajan hasta zonas de aguas internacionales en el mar, donde sueltan residuos de todo tipo, aunque esté prohibido.
Gracias a las corrientes marinas que se producen en los fondos, por culpa de la diferencias de temperatura en las distintas partes del planeta tierra, el agua siempre está en movimiento y las zonas más castigadas por la acción del hombre, como las costas de los continentes reparten los restos al resto de la superficie oceánica. Hay ciertas zonas que no tienen casi corrientes marinas que muevan el agua, en ellas reproduce una especie de zona de calma donde es más difícil que cualquier elemento flotante tenga desplazamiento. Todos los restos de basura y desperdicios humanos terminan en dichas zonas creando unas islas artificiales, compuestas por los restos dejados por la supuesta 'civilización' humana. Esta compuesta principalmente por elementos poco pesados como plástico, envases similares al corcho incluso con restos de cartón o madera.
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