Siempre me sorprendo al ver la televisión, ver los programas que emiten y además enterarme de que son muy vistos en este país. Cuando hace dos años descubrí que habían cambiado la programación de algunos de los canales, para emitir un nuevo tipo de programa, en el que personas normales pujaban por trasteros donde otras personas habían acumulado los restos de su vida. Caza subastas es un programa rodado en Estados Unidos basado en costumbres de ese país, donde descubrimos que el típico habitante del país: obeso, poco inteligente y con poco aprecio por el dinero. Donde se descubren restos inservibles que los hacen pasar por recuerdos importantes o elementos de decoración que están de moda. Para mi son personas pagando por basura reciclada y demostrando lo envidiosos que somos al acaparar elementos que no nos son útiles solamente por gastar dinero.
Dentro de la locura que ha provocado esta fiebre de programas de empeños, el ejemplo más esperpéntico es el programa 'empeños a lo bestia', el cual ha conseguido incluso que creen un canal de televisión nuevo, el de Mega, del grupo AtresMedia. En este programa tenemos una enorme franquicia de tiendas de empeños, donde unos pintorescos personajes llevan varios productos con un posible enorme valor monetario para cambiarlos por dinero. Allí se tienen que enfrentar a varios de los propietarios de la tienda, los cuales les vejarán e intimidarán para pagarles una miseria por dichos productos. Las instalaciones y las alhajas que cuelgan del dueño de la franquicia nos dan una idea de que el negocio es muy lucrativo, algo que vimos hace unos años con las franquicias de tiendas 'Compro Oro' que proliferaron por las calles de España como una plaga.
Lo que ya me hizo desesperar y abandonar la esperanza de que esta horrible moda se acabe pronto, ha sido el cambio de programación de los dos canales dedicados a documentales de las plataformas de televisión de pago. Canal de Historia y Discovery Chanel eran dos de las mejores opciones para pasar un rato delante de la televisión, pero desde que han aparecido programas como 'El precio de la historia', he abandonado estos programas. Juntando dos de los géneros anteriores, una tienda de empeños con una tienda de restauración, lo que nos da una mezcla doblemente inaguantable por mi parte. No solamente por mostrar costumbres originales de Estados Unidos, que no creo que sean admiradas por los espectadores españoles, pero misteriosamente mantienen enganchados a estos últimos viendo como la gente vende sus miserias por unas monedas.
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