No hay nada que me de más pereza en la informática que actualizar el sistema operativo a una versión más moderna. En Windows como era cada cinco años y coincidía con un cambio de equipo, no era muy traumático. Con el paso al sistema de la manzana podrida esto ha cambiado. Una simple actualización de interfaz gráfica y el añadido de unas nueva funciones, a cual más inservible, hacen que justifiquen el cambio de número de versión, e incluso con un nuevo nombre en clave, que anteriormente era asignado por felinos y ahora está dedicado a los montes más importantes de Estados Unidos. Si el cambio de Lion a Mavericks fue muy simple y en poco tiempo tenía todo el sistema estabilizado, esta vez ha sido todo lo contrario. El cambio de Mavericks hacia Yosemite me ha dado muchos problemas y todavía, un mes después sigo arreglando los problemas que hacen la experiencia diaria de uso, un martirio. Toda la culpa la achaco a la obsolescencia programada que tan bien nos hace tragar Apple a base de cucharadas que valen casi su peso en oro.
A parte de la ya clásica espera de descarga, más lenta que las anteriores gracias a que tengo un proveedor de Internet muy deficiente, me dio un error de instalación que le obligó a recomenzar la instalación una vez que ya tenía más de la mitad realizada. Una vez concluida, mi enfado por que varias aplicaciones no arrancaban o tenían un comportamiento extraño era monumental. El programa que uso habitualmente para reproducir contenidos de vídeo y audio fue mi sorpresa más desagradable. La aplicación de ofimática me pedía una actualización que requería la compra de una versión más reciente, lo que ha resultado la desinstalación de dicho programa y el nunca más comprar dicha aplicación. Los programas de mantenimiento del equipo, también requerían una actualización, gracias a que son libres solamente me quitó tiempo. El virtualizador de sistemas operativos funcionaba, pero al tener que actualizarlo dejo de arrancar mi copia de linux donde estaba mi servidor de ERP, la cual he tenido que volver a instalar con el perjuicio de tener que montar todo el sistema de nuevo. Sobre los vídeo-juegos, como siempre, los que van bajo plataforma Steam, no han dado muchos problemas, los que van con instalador propio los he tenido que eliminar. En resumen que hay veces que es mejor quedarse como se está en un principio.
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