Reconozco que no soy muy viajero y que ir a otros lugares lejos de donde suelo vivir no es algo que me guste mucho. También puede que yo sea un poco extraño de formas y divicil de trato. Pero lo que no me gusta y creo que a nadie se le tendría que menospreciar por ser de otro lugar. En España tenemos mucho turismo y procuramos tratarlo de la mejor manera, también solemos acoger a personas que vienen a emprender una nueva vida sea en lo laboral o para conseguir estudios dentro de una normativa, que algunas veces es injusta, pero es una de las más abiertas de Europa. Hace poco he ido de visita a la capital del Imperio Británico y he podido comprobar que no se nos quiere mucho a los españolitos por la vieja Albion. Hablando con una persona que ha trabajado allí me comentó que está prohibido que los dependientes hablen en otro idioma que no sea el inglés, aunque corra la vida del cliente en ello.
Algunas veces me da unos prontos raros y aprovechando que tengo un familiar por esas tierras, emprendí el viaje para pasar un corto fin de semana en Londres. Sin contar que el gasto en transporte y alojamiento es exorcizado en comparación a otras ciudades europeas, todo está carísimo. Comida, bebida, recuerdos, entradas a lugares, etc. El vivir en ese país es más costoso que en España, llegando aproximadamente a el doble en Londres. Pasando a contar el trato con los londinenses, con respecto a mi personalmente ha sido muy malo. En el hotel no pude dormir por que nos dieron una habitación malísima bajo la máquina de climatización y al pedir otra habitación, nos tacharon de exquisitos y protestones. Como la dieta inglesa es distinta a la española, tuve que mal comer durante los dos días al no estar acostumbrado a eso que ellos llaman 'lunch and dinner'. Para rematar el aspecto culinario, allí se han impuesto las franquicias y hay cuatro marcas que tienen una tienda en cada esquina, las cuales dominan toda la ciudad y no te dejan mucho donde elegir.
Con respecto a los monumentos y museos emblemáticos ya los comentaré en una entrada posterior, pero adelanto que resultaron muy defraudantes. El metro de Londres me pareció bueno en cuanto a cumplimiento de horarios, pero en general está muy descuidado, sucio y en ciertas estaciones se nota una dejadez en la señalización que hace parecer que no quieren dar un servicio adecuado adrede. El río Támesis se nota que es la arteria principal de la ciudad, alrededor de él gira toda la vida, siendo uno de los puntos más animados de una ciudad, que siendo tan emblemática me pareció muy aburrida. A las cinco de la tarde, hora británica, desaparecen todos los habitantes y solamente quedamos los turistas dando vueltas por la ciudad, dado que está todo cerrado. En resumen, he visitado el país de los contradictorios, conducen al revés, utilizan unidades de medidas diferentes al resto del mundo, comen a horas intempestivas, pierden medio día al irse pronto a casa, te corrigen malhumorados cuando dices una palabra mal en su idioma, etc. Que no me esperen de vuelta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario