Hay veces que las readaptaciones, o las nuevas versiones de algunas películas mejoran la experiencia. Basada en la obra literaria 'The Bourne Identity' del escritor Robert Ludlum, se estrenó en 2002 la película 'El mito de Bourne'. Dirigida por Doug Liman, un director que no se prodiga mucho. Con un evoque más dirigido a la acción que la novela o la película anterior, también basada en dicha novela. La película no alcanzó un gran éxito inicial, pero el boca a boca y la posterior edición de vídeo doméstico alcanzó al gran público. Las críticas comentaron que la película era buena, aunque no se acercara a la novela. También se destacó mucho la forma de realizar las escenas de acción, que aunque no era novedosa, quedaba muy bien. La película no destaca por los efectos especiales, pero las escenas de persecuciones de coches me gustan mucho. Los actores tampoco destacan por sus actuaciones, lo que no quita para catalogar, para mi opinión que esta es la mejor película de Matt Damon como actor de acción. También la protagonista, Franka Potente crea un personaje muy bueno.
La trama nos presenta a un naufrago que es rescatado del mar, sin recuerdos y sin identidad. Gracias a los pocos objetos que lleva encima y las magnificas habilidades que demuestra, consigue salir adelante y descubrir la identidad que le asignaron los servicios secretos, Jason Bourne. Primero viajará a Suiza para conseguir fondos de una caja fuerte en un banco. En el camino se hace acompañar por una chica que viaja por Europa, quien le acompañará y de la que terminará enamorándose. Viajarán a Francia en busca de refugio. Allí los servicios secretos mandarán a otros agentes igual de preparados para acabar con él, pero conseguirá librarse de ellos. Finalmente conseguirá seguir sus pasos para atraer a los jefes de los servicios secretos y cumplir su venganza.
Dentro de la industria del cine, el tener un éxito de taquilla, aunque sea solamente entre el vídeo doméstico, te asegura una secuela. La secuela llegó en 2004, con el estreno de 'El mito de Bourne'. Esta vez se encargó de dirigirla Paul Greengrass, quien parece gustó tanto a los actores como a los productores. La pareja de actores principales repitió en esta entrega y además se añadió al actor Karl Urban, quien interpretando al asesino encargado de perseguir a Bourne deja lo mejor de la película. El presupuesto no aumentó mucho, pero los efectos especiales y las persecuciones de coches me parecieron igual de buenas. La crítica mejoró la nota de esta entrega y el público respondió igual de bien otra vez. Como curiosidad destacar que poco tiempo antes del estreno de la película se rodó un nuevo final, dado que protagonista y director pensaron que dejaría mejor para poder continuarla.
La trama nos lleva al retiro de Bourne y su pareja en tierras lejanas. Hasta allí le persigue Kirill, un asesino contratado por sus antiguos jefes, pertenecientes a los servicios secretos. En el ataque pierde a su pareja, lo que le obliga a volver a retomar su venganza. La venganza le llevará otra vez por Europa, desde Italia hasta Alemania, donde conseguirá vengarse de uno de los jefes que mandó su ejecución. Como ya vuelve a tener recuerdos, viaja a Rusia para pedirle perdón a la hija de una de las personas que mató cuando era asesino en los servicios secretos. Allí también le perseguirá Hirill, quien demuestra tener buenísimos recursos para la infiltración y la persecución de Bourne. Finalmente consigue librarse de él y poder cumplir su redención.
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