Si llega un día en el que alguien te pregunta ¿Has visto este programa de gran audiencia que emitieron ayer? y le respondes que no. Puede ser que estés empezando a perder las ganas por la televisión. Si no recuerdas la última vez que te plantaste delante de la caja tonta y la encendiste solamente para ver que emitían en ese momento. Tampoco te abren ver los noticiarios para enterarte de las últimas noticias, porque siempre discuten de problemas que te afectan, pero que no puedes cambiar y pierdes el iteres. Puede ser que ya no necesites perder el tiempo en ver si algo de la oferta televisiva se acerca al adjetivo pasable. Si vas a casa de algún amigo o familiar y te obligan a ver una emisión empezada, con carteristas de próximos avances, cortes publicitarios interminables y te sientes molesto al verlo es probable que estés en mi misma posición. Has cambiado para ser un espectador interactivo, que elige lo que quiere ver, cuando verlo y la manera. Ya no perteneces a la manada de espectadores aborregados que consumen los contenidos hora tras hora en formato patrocinado.
Ahora tenemos la posibilidad de contratar varios servicios de emisión de contenidos a la carta como Wuaki.tv o Netflix. Que se suman a los videoclubs de las principales operadoras de Internet como son Telefónica/Movistar o Vodafone/ONO. Estas plataformas son unos proveedores de contenido multimedia, donde a parte de encontrar películas series y documentales para su visualización a cualquier hora del día en multitud de dispositivos (Televisiones, Móviles, etc) también nos pueden ofrecer, previa contratación eventos como conciertos o eventos deportivos en directo. Aunque la cantidad de contenidos que se emiten en España es pequeña por culpa de los propietarios de los derechos audiovisuales, van aumentado cada mes con la inclusión de contenidos que las propias plataformas están creando. Yo considero que la forma de ver la televisión tendría que haber cambiado hace tiempo desde que Internet se ha convertido en un imprescindible para casi todo el mundo, aun así sigue subsistiendo ese negocio gracias a públicos como las personas con muchos años que todavía conservan sus costumbres y otros públicos que no tienen iniciativa propia y prefieren que les den las ideas preconizadas para no tener que pensar mucho.
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