Gracias a los malos caminos del destino, he tenido en tres meses cuatro dispositivos con tres sistemas operativos distintos. Mi teléfono al principio del lío fue un Nokia 520, con un sistema operativo Windows Phone 8.1. Después de un 'accidente' con este dispositivo me prestaron un Samsung Young con sistema operativo Android 4.2. Ese mismo mes me tuve que marchar corriendo de Telefónica Movistar por sus malas practicas y me pasé a ONO Vodaphone, con lo que me volvieron a cambiar de teléfono a un Samsung Ace con sistema operativo Android 2.3. Cuando me convencí de estos últimos teléfonos Android no me resultaban funcionales y eran una molestia más que una solución, me cambié al actual iPhone 5S, del cual estoy muy contento y se adapta inmejorablemente a mi vida y al uso que le doy al teléfono. Siendo España un país dominado por Android, me hace pensar que las personas que me rodean se adaptan a cualquier cosa, aun siendo de baja calidad. El negocio también se nota en las fundas para móviles, las cuales son millones para dispositivos Android, miles para los de Apple y decenas para Windows Phone, cuando se consiguen encontrar.
Las estadísticas no mienten, los teléfonos baratos Android se llevan todo el mercado porque ponen al usuario en una espiral de renovación de dispositivos anual. Pequeñas diferencias de dispositivos que no justifican la renovación, pero que embelesan al españolito más crédulo. Los problemas de instalación de aplicaciones por escasez de memoria, las aplicaciones maliciosas y sin control, la imposibilidad de eliminar las aplicaciones de la operadora para un usuario normal, los problemas de organización de archivos de música, fotográficos o incluso de los contactos repetidos que no se pueden agrupar. Aun así, se siguen vendiendo como churros, dado que al cambiar de dispositivo anualmente, se da al usuario una falsa sensación de evolución. La comparación de los dispositivos Android de gama media con el Windows Phone deja a los dispositivos del marciano en muy mala posición. Los dispositivos de alta gama cambian el escenario, dando mejores características en Android, pero los acabados de estos no llegan a los de iPhone. Aunque el último modelo de iPhone ha conseguido un protagonismo inesperado con los casos en los que el teléfono adquiere forma curva y se dobla.
Hecho de menos al Windows Phone por su facilidad de uso y su diseño como teléfono, la escasez de aplicaciones con respecto al iPhone le impide ser el triunfador de la comparativa. El manejo de contactos es el mejor de los tres sistemas, la integración con las redes sociales también es la mejor de los tres, incluso la duración de la batería es casi tan buena como la del iPhone. Pero las carencias con respecto a la cámara, que era muy deficiente o la falta de flash le quitan puntuación. Resumiendo Windows Phone gana a Android, tanto en teléfono como en sistema operativo, pero pierde en calidad y características con iPhone. Si no se tiene mucho presupuesto los móviles de Nokia dan calidad por poco precio, no así durabilidad, porque no ha llegado a los dos años de vida. Para asegurar un producto fiable, duradero por un poco más de dinero, la elección es iPhone. Desaconsejo fervientemente la adquisición de un dispositivo Android, pero siendo una decisión personal, no presionaré más.
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