Los últimos acontecimientos en el mercado de las energéticas, con la estafa combinada entre el gobierno y las eléctricas, sumado al vacío regulador que ha quedado en el gas de bombona y para terminar el engaño que nos ha supuesto la privatización en los servicios de los ayuntamientos nos trae un futuro nefasto para nuestras economías, que nos obligará a replantear nuestros hábitos de vida.
Lo que antes era una practica normal se ha convertido en un lujo que ya no nos podemos permitir. Con las nuevas tarifas eléctricas que se regulan por los horarios de mayor consumo en los hogares nos han creado una trampa de la que es muy difícil escapar. Lo primordial es que tengamos desconectados todos los elementos que consumen en nuestro hogar que no utilicemos en ese momento. Lamparas, televisores, DVDs, ordenadores, lavadoras, etc. Para ello tenemos que evitar el modo reposo, la típica luz roja que nos sirve para un supuesto arranque rápido, que varia únicamente un segundo del modo totalmente desconectado. Si tenemos aparatos como freidoras, hornos o cocinas eléctricas, tenemos que intentar cocinar pensando siempre en el tiempo de calentamiento residual. Todos estos elementos siguen igual de calientes cuando los desconectamos y tardan un rato en perder dicha temperatura, con lo cual si dejamos esos finales de cocinado los aparatos apagados, podemos ahorrarnos un poco en la factura eléctrica.
El nuevo modo de tarifación eléctrica también nos obliga a cambiar las costumbres. En los días laborables, las horas que más cuestan son las nocturnas a partir de las 21:00 horas hasta la 1:00 de la madrugada. En los fines de semana o festivos, las horas que más cuestan son las de la comida, de 13:00 a 17:00 horas de la tarde. Las diferencias puede que nos sean muy apreciables en un solo día, pero si sumamos los 30 días de media que tiene un mes nos encontramos con algo más que una simple diferencia, pudiendo reducir un tercio de la factura si cambiamos los hábitos. Esta nueva estafa perpetrada por el gobierno en connivencia con las eléctricas demuestra que el fin de ambas entidades es la recaudación máxima. Demostración inequívoca de que esto es real y no una divagación conspiranoica es la persecución y desmantelación de la red de granjas solares o incluso la penalización de las instalaciones de auto-consumo eléctrico. Que en vez de favorecer una energía limpia, nos obliga a seguir dependiendo de las muy perjudiciales energías nucleares y combustibles.
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